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Nacional mira el espejo del último clásico: los tres retoques que Peirano no puede postergar para visitar el Campeón del Siglo

Un clásico con cuentas pendientes, un tablero que exige cirugía y un ajuste clave en la mitad: la revancha no será emocional, será táctica.

Pablo Peirano

El último clásico dejó heridas que no cerraron con el trofeo del Intermedio que se le escapó a Nacional en los penales ante Peñarol. Más allá del 5-3 desde los doce pasos, el problema real estuvo en la pizarra: el equipo de Pablo Peirano perdió la pulseada táctica y lo sintió de principio a fin. En la semana previa al cruce en el Campeón del Siglo, y con el antecedente reciente frente a Torque, el mensaje es claro: no hay margen para repetir los mismos errores. ⚠️

El tricolor viene de golear 5-2 en el Apertura, sí, pero el marcador frente a Torque maquilló grietas que en un clásico se pagan carísimas. Hubo lapsos de desconexión entre líneas, pases forzados y un ida y vuelta que desnudó fragilidad en zonas clave. Si algo pide correcciones urgentes es el corazón del mediocampo y la forma de activar a los de arriba sin obligar a los defensas a rifar la pelota.

la salida condicionada y la necesidad de un tercer volante 🧭

Revisando la final del Intermedio, el plan dejó expuesto a Federico Oliva. La presión alta aurinegra funcionó: lo acorralaron, lo hicieron jugar en zonas peligrosas y le cerraron los apoyos. Resultado: pérdidas inusuales en un futbolista que suele acertar el primer pase. Con ese antecedente tan fresco, no sorprende que en Los Céspedes se hable de ajustar con un “tercero” en la mitad.

Ese rol tiene nombre propio: Lucas Rodríguez, que entró 25 minutos contra Torque y sostuvo la pelota cuando el partido pedía aire. El zurdo ofrece equilibrio entre recuperación y distribución, y puede juntar la salida con los mediapuntas sin que el equipo se parta. La otra carta es Nicolás Lodeiro, aunque su perfil pide otro contexto: más balón, menos fricción, y un ritmo que en el clásico puede ser difícil de sostener si Peñarol aprieta arriba.

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intensidad, desconexión y la lección que dejó el Intermedio 🔌

La balanza física y mental se inclinó del lado mirasol. Nombres como Leo Fernández, Ignacio Sosa, Eric Remedi y Javier Cabrera le achicaron la cancha a los volantes tricolores. Eso obligó al Diente López a retroceder demasiado para tocar la pelota y dejó sin alimentación a Gonzalo Petit, que casi no recibió limpio. Ni siquiera los envíos largos de Sebastián Coates sirvieron para saltar líneas: terminaron siendo pelotazos previsibles.

El espejo del domingo ante Torque mostró lo mismo, aunque el 5-2 haya despejado la vista: si no fuera por una tapada salvadora de Luis Mejía, el primer tiempo se iba 3-3. En ese tramo, Gonzalo Montes y Pablo Siles se adueñaron de la mitad. Peirano lo sabe: repetir el 4-2-3-1 calcado del Intermedio puede dejarlo otra vez en desventaja ante la pizarra de Diego Aguirre.

el dibujo que asoma y el rol clave de los extremos

La ecuación parece simple, pero es de ejecución fina: un triángulo en el medio con Oliva, Diego Boggio y Rodríguez puede darle a Nacional la pausa que le faltó y, sobre todo, una salida menos previsible. Ese ajuste ya tuvo buenos episodios en el verano con Martín Lasarte, y hoy encaja por necesidad más que por gusto.

Hay otra pieza que no admite discusión: el equipo precisa un puntero natural. En la final del Intermedio, Peirano juntó tres enganches cerrándose hacia adentro, dejando los carriles a los laterales. El efecto fue un embudo. Con el ingreso de Lucas Villalba cambió el mapa: desborde, amplitud y transición a toda velocidad. Su inclusión como extremo —a pie natural para desbordar o perfil cambiado para atacar el área— puede ser la llave que libere a López y le acerque juego a Petit.

cómo atacar a Peñarol sin suicidarse en la presión ⚡

Ceder la pelota y golpear de contra no es pecado. De hecho, fue la carta ganadora del Bolso de visitante en la Copa. Con línea de tres volantes y extremos bien plantados, la presión puede ser selectiva: no hace falta ir a morder arriba todo el tiempo, sino elegir cuándo apretar a Remedi y cuándo cerrar la recepción de Fernández entre líneas. Si Nacional evita que le filtren espaldas y roba a media altura, tendrá metros para correr con Villalba y el Diente. Ahí sí, que Petit reciba de frente y no de espaldas al mundo.

nombres en foco y decisiones que pesan en la libreta de Peirano

En el fondo, Julián Millán no puede quedar tan expuesto en conducción como aquella tarde en el Centenario. Coates debe elegir mejor cuándo romper líneas y cuándo soltar corto para que el equipo no quede jugado. En el medio, Boggio como bisagra le da piernas y recuperación; Rodríguez aporta el pase que limpia; Oliva, la lectura. Arriba, Villalba abierto para estirar y López con libertad para aparecer por donde duela. Y si el guion pide otra cosa, Lodeiro en el segundo tiempo, con pelota dominada y rivales cansados, puede ser un bisturí.

La trama del clásico no se define en una jugada, sino en pequeños detalles que inclinan la balanza. La vez pasada, Peñarol manejó los tiempos, apretó donde dolía y empujó a Nacional al error. Esta vez, si Peirano ajusta con un tercer volante, suma un puntero real y elige bien cuándo presionar, la historia puede escribirse distinto. El resultado de los penales ya fue; lo que se juega ahora es la revancha táctica. Y ahí, el Bolso tiene con qué. 🧠⚽

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